La gloria de ser inhumano: la barbarie contra la inteligencia

bmowi4liiaa0qfp (1)En este artículo, que no sólo se me ha pedido sino que estaba deseando hacer, hablaré del terrible ‘espectáculo’ que es el toreo, la barbarie de la tauromaquia, la locura del sanguinarismo y la tortura. Si de algo me alegro, es de que por fin y poco a poco, el rechazo al triste espectáculo de la majadería gane terreno en nuestra sociedad. El llamado «espectáculo» es simplemente el evento del sadismo y la violencia donde una persona deja de ser humana para convertirse en una bestia asesina.

Sí, señoras y señores. Aún existen personas en nuestra sociedad que defienden los rodeos taurinos. Éstos eventos, a pesar de que nunca tuvieron demasiado sentido, han sobrevivido hasta la actualidad, y creo que ya va siendo hora de que pertenezcan a nuestro pasado. ¿En qué se basan estas actividades»?074D7GP1_1 Primero se encargan de desorientar al pobre animal, que tras un tiempo encerrado sin luz le obligan a salir a la plaza de toros, siendo deslumbrado por la luz del sol. El mundo taurino siempre ha sido extremadamente machista, siendo así, las personas que trabajan la tauromaquia son por abrumadora mayoría hombres y la tradición exige a los novicios no tener novias porque «son una distracción». De este modo, el hombre que se encarga de torear, tendrá como objetivo primero fatigar al animal obligándole a correr por la plaza.

Tras haberlo hecho, se contará con la ayuda de los picadores que son hombres montados a caballo que ayudan al torero y le clavan una enorme lanza (llamada puya) en la espalda. Después de ésto, se le clavarán en la espalda diversas «banderillas» que son pequeñas lanzas disfrazadas, para que el toro pierda aún más sangre, llegando a una muerte lenta y dolorosa. Para continuar el rodeo, el torero le dará varios pases más y acabará clavándole una espada entre las escápulas (u omóplatos), que le destrozarán tanto el tejido pulmonar como el corazón. En ocasiones, la espada se encasquilla en alguna vértebra, así que habrá que intentar retomar la faena. Y si resulta resistente, siempre se le podrá rematar de una puñalada en la zona superior de la nuca.

074D7GP1_1Si a ustedes, tras haber leído estas líneas, le parece civilizado TORTURAR y ASESINAR a un animal confuso y desorientado previamente por acción humana, permitan que continúen los rodeos. Pero aquí hay alguien que luchará para la erradicación de un supuesto «arte» que consiste en vanagloriar la barbarie y no es más que una tradición irreflexiva. Lo más irónico es cuando, intentando justificar sus prácticas sin escrúpulos o la contemplación de las mismas, lo cual no es menos repugnante, argumentan que se perderá la especie del toro bravo de lidia. Es decir, que según ellos, si voy al campo y empiezo a ‘moler a palos’ a ornitorrincos, «es por el bien de la especie» y «por crear una casta mejor». Que yo sepa, y me dedico al mundo sanitario, las especies vienen dadas por la genética, no por factores externos. Lo que significa es que sus argumentos son burdas manipulaciones para intentar justificar sus descorazonadoras prácticas.

Habrá que seguir trabajando para hacer ver a los seguidores de la tauromaquia que no hay humanidad ninguna en el acto de acabar con una vida ajena. Tanto han fomentado algunas de estas personas la fuerza de su propia bestia interna como Jesulín de Ubrique, que no sienten vergüenza al llamar a los anti-taurinos «hijos de puta» en un programa de televisión. Lo que demuestra una vez más la capacidad de raciocinio de alguien a quien la tortura de un animal con sus propios medios, no le suponga mayor conflicto. Y luego se apenarán cuando, intentando el toro defenderse de quien quiere asesinarle, le de una cornada en la pierna y el torero muera desangrado. Quizás es únicamente la vida intentando volver a enseñarnos, que la barbarie y la inhumanidad deben quedar en el pasado, que si somos dueños de animales, deberemos garantizarles una vida como mínimo sin sufrimiento provocado por el ser humano.074D7GP1_1

Mucho queda por luchar y mucho queda que convencer. Si hay algo claro, es que nunca nos podemos rendir en la lucha, porque los que fomentan estos eventos tan atroces y repugnantes, nunca descansan en el intento de expansión de su «triste forma de vida». Porque quien contempla la lenta agonía de la muerte de otra vida por sus propias manos y no le remuerde la conciencia, no creo que esté capacitado para vivir en una sociedad civilizada. Porque para mi los toreros son simple y llanamente asesinos sin escrúpulos.

TOROS: HOY Y SIEMPRE: NI ARTE NI CULTURA074D7GP1_1

Por último os animo a que veáis este gran vídeo:

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